Como una de las clínicas para adelgazar en Madrid más reconocidas, somos conscientes que existen muchas técnicas para bajar de peso. Entre todas ellas, hoy queremos comparar dos de las más utilizadas por nuestros clientes: bypass gástrico y Manga gástrica.
Y es que al decidir que tipo de tratamiento es el más adecuado, es necesario valorar los puntos fuertes y los puntos débiles. En este caso, son dos procedimientos de cirugía bariátrica que se realizan por vía laparoscópica y son muy similares. De hecho, ambos métodos reducen significativamente la necesidad de ingerir alimentos para sentirse lleno. Tanto el bypass gástrico como la cirugía de manga gástrica, pueden ser herramientas muy efectivas para lograr la tan ansiada pérdida de peso a largo plazo.
¿Qué debes saber del bypass gástrico?
Por un lado, el bypass gástrico tiene como objetivo reducir el tamaño del estómago mediante la creación quirúrgica de una pequeña bolsa, dividiendo la parte superior del estómago del resto.
Consiste en reducir el volumen del estómago y acortar el tramo por el cual pasan los alimentos. Esto contribuye a producir cambios favorables en las hormonas intestinales y, como consecuencia, se reduce el apetito y aumenta la saciedad.
La cirugía de baypass gástrico es una operación más compleja que otro tipo de procedimientos que contribuyen a la pérdida de peso. Suele recomendarse para aquellos pacientes que son muy obesos. De hecho, pueden llegar a perder entre el 50 y el 80 por ciento del exceso de peso corporal en un promedio de 12 a 18 meses.
¿Y de la manga gástrica?
La manga gástrica es un procedimiento que requiere menos tiempo para realizarse. Se considera menos complicado a corto y largo plazo, además de tener menos implicaciones nutricionales. En este caso, se realiza una incisión que convierte la apariencia natural del estómago en un aspecto tubular o en forma de manga gástrica.
En realidad, se considera una operación mucho más conservadora, segura y menos compleja que el bypass gástrico. A grandes rasgos, es una opción sugerida para las personas obesas a las que les resulta extremadamente difícil perder peso incluso si practican ejercicio, siguen una dieta o toman medicamentos.
Los pacientes que se someten a este tratamiento suelen perder entre el 60 y 70 por ciento de su exceso de peso corporal en un plazo de 12 a 18 meses. Asimismo, también se considera una opción a valorar cuando los pacientes tienen un problema potencialmente mortal relacionado con la obesidad, como la diabetes tipo 2.
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