Obesidad y Sedentarismo. (I)

16 septiembre 2013

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Obesidad y sedentarismo en el siglo XXI:

¿qué se puede y se debe hacer? (I)

 

Con este título se ha publicado recientemente un documento de consenso  con las conclusiones a las que numerosos expertos de diferentes campos han llegado analizando el binomio obesidad-sedentarismo.

Tal y como refiere el estudio, seis de los siete principales factores

de riesgo de mortalidad prematura en Europa (presión

sanguínea, colesterol, Índice de Masa Corporal, ingesta

insuficiente de fruta y verdura, inactividad física y abuso

del alcohol) están relacionados con los estilos de vida,

especialmente con los hábitos alimentarios, el consumo

de alcohol y la inactividad física y/o sedentarismo.

El sobrepeso y la obesidad como factores de riesgo inducen claramente la aparición de co-morbilidades (síndrome metabolico, diabetes, etc) así como trastornos de la imagen corporal, dificultad en las relaciones humanas y en la socialización.

Según la OMS, en la actualidad aproximadamente unos 1.200 millones de personas tienen problemas de sobrepeso/obesidad y, aproximadamente, el mismo

número de personas sufren desnutrición. De continuar este proceso de sobrecarga ponderal con la tendencia actual, en el año 2040 la totalidad de la población europea

tendría sobrepeso.

El aumento de la obesidad infantil podría suponer en el futuro y por primera vez en la historia que los hijos vivirán menos que sus padres.

En España el problema no es menor, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud del año 2013 el 27,8% de la población entre 2-17 años tiene obesidad o sobrepeso y entre los adultos el 17% presentan obesidad. La tendencia obesogena sigue una línea ascendente desde la primera Encuesta Nacional de Salud en 1987.

En relación a los hábitos de actividad física, la propia ENS revela que cuatro de cada diez personas (41,3%) se declara sedentaria (no realiza actividad física alguna en su tiempo libre). Y no sólo la obesidad o la inactividad física pueden resultar alarmantes, sino que los resultados también revelan un aumento de los factores de riesgo y/o patologías crónicas como: hipertensión arterial, colesterol elevado, triglicéridos plasmáticos elevados, bajos niveles de colesterol HDL, intolerancia a la glucosa, y diabetes

Ante esta situación encontramos que las terapias disponibles tienen poca efectividad: por una parte la capacidad de intervención nutricional sobre los pacientes es muy escasa por falta de personal cualificado, además tampoco contamos con fármacos eficaces y por ultimo y no menos importante disponemos de un escaso soporte psicológico .

Es por esto que se plantea la necesidad no solo de aplicar medidas de prevención sino de tratamientos eficaces y multidisciplinares. El problema de la obesidad ejerce cada vez más presión sobre la actividad sanitaria y deben encontrarse soluciones que lo remedien.

 

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